Tres años de la promulgación de la Ley 045 contra el racismo y toda forma de discriminación
A pesar de estar a tres años de la promulgación de la ley 045 Contra el Racismo y toda forma de Discriminación, aun la comprensión de estos conceptos no queda clara en la sociedad civil e instituciones. La discusión que genera la ley 045 acerca de los problemas en cuanto a racismo y discriminación en Bolivia es evidente, así como la ausencia de apertura de espacios de discusión en la temática.
Entre tanto, el tema parece haber adquirido un grado de politización, porque para aquellos que en años anteriores no fueron victimas de racismo ni discriminación, la promulgación de la ley vendría a ser una excusa de empoderamiento para los grupos antes vulnerados.
En sí, la difusión de la ley 045 es notoria. Los medios de comunicación, a pesar del debate acerca de libertad de expresión y del cierre de éstos una vez que emitan cualquier comentario racista o discriminador, únicamente se ocuparon de ayudar a difundir información a favor de todo lo que prescribe esta norma. También se evidencia la disminución de hechos explícitamente violentos, con matiz racista, (aunque lo racista y discriminador adquiere fuerza a la larga cuando su carácter es más bien intrínseco, es decir, ese de carácter implícito que parece no manifestarse de forma externa). Hasta aquí, el escenario es prometedor, porque los medios de comunicación que otras veces manifestaron oposición a la Ley 045, se encargan de la difusión a favor de ésta.
Sin embargo, la lucha que emprendemos como Observatorio del Racismo, y creemos, todo aquel que cree en esto, se enfrenta con lo lacerante que la politización del tema tiene como efecto en la sociedad civil. Los medios de comunicación también son parte de esto. La política también. Al haberse aprobado esta ley, en pleno Proceso de Cambio, con los enemigos que el partido en gobierno creaba en todo el camino a la promulgación, la temática del racismo y discriminación adquirieron inevitablemente un tinte político. En esto, tanto policía como todo el aparato de justicia tienen un desconocimiento del tema, no pudiendo procesar por la ley 045 a los agresores, por ejemplo, de transexuales en Cochabamba en mayo de este año, o el caso de la periodista agredida verbal y físicamente por jóvenes en febrero anterior. Asimismo, vemos que en los colegios no existe un proceso de reflexión en torno al tema relacionado a los casos de bullyng denunciados recientemente.
En este sentido, observamos que aunque los medios de comunicación promocionan la Ley 045 contra el Racismo y toda forma de Discriminación, obligados por norma, aun en los contenidos que difunden, se siguen reproduciendo prejuicios racistas y discriminadores.
Podría decirse que el origen de este nuevo escenario, en el que se discute toda diferenciación de cualquier “otro”, es lo político. Bastante obvio, pero aquí radica la tergiversación de la ley, así como la mala comprensión de cualquiera de los conceptos que engloba. En tanto que en el origen, el comportamiento de los sectores afectados (medios de comunicación y clase media) sugería el rechazo general a esta ley, esto ya sacaba a luz la incomprensión de estos sectores a partir de temores infundados por los medios de comunicación, la censura de la libertad de expresión, así como el miedo a ser enjuiciado por actos “mal comprendidos” como racistas. Se pensaba que aquellos sectores afines al gobierno, movimientos sociales y/o indígenas, en una forma de “venganza” denunciarían a todo aquel que emita un comentario mínimo en contra de ellos. En la politización del tema, a partir de los temores infundados por los medios de comunicación que se veían afectados por esta ley, se creaban los mitos acerca del racismo y la discriminación: que servirían para los antes “oprimidos” en su constante lucha, desde 2003 o incluso antes, para reivindicarse frente a los “k´aras” y hacer de Bolivia una suerte de paraíso hecha a su imagen y semejanza.
Así y todo, los conceptos mencionados fueron adquiriendo un lugar relevante en el debate público. Son cada vez más aquellos que hacen referencia a éstos, creando un espacio donde los comentarios en contra de un grupo étnico diferente son socialmente censurables. Aun así, las bases en las que se funda el espacio del que hablamos, hacen referencia a los temores infundados por los sectores afectados. Por esto, la denuncia pública de “racismo” o “discriminación” es antes una intención de controlar cualquier debate, que por su carácter de público da legitimidad a la manipulación de los conceptos, que tiene efecto directo en la sociedad a la que está dirigida. Empero, en la construcción de lo socialmente censurable surge la resistencia al cambio, por un proceso de naturalización del racismo que se asienta en una estructura, camuflado bajo discursos que obvian lo “racial” y respaldan la discriminación en base a concepciones ridículas como la moral, que se manifiesta en la absurda diferencia entre lo “civilizado” y lo “salvaje”.
Revisando, racismo debe ser considerado como una mentalidad que, sobre la base de rasgos fenotípicos y/o culturales, construye categorías diferenciadoras y establece jerarquías sociales. Discriminación es la puesta en escena de los prejuicios mencionados, y es el efecto de ideologías que conducen a prácticas y comportamientos recurrentes y rutinarios.
Por tanto, toda iniciativa de lucha contra el racismo y la discriminación es vigente y aun pendiente de resolución.
Entre tanto, el tema parece haber adquirido un grado de politización, porque para aquellos que en años anteriores no fueron victimas de racismo ni discriminación, la promulgación de la ley vendría a ser una excusa de empoderamiento para los grupos antes vulnerados.
En sí, la difusión de la ley 045 es notoria. Los medios de comunicación, a pesar del debate acerca de libertad de expresión y del cierre de éstos una vez que emitan cualquier comentario racista o discriminador, únicamente se ocuparon de ayudar a difundir información a favor de todo lo que prescribe esta norma. También se evidencia la disminución de hechos explícitamente violentos, con matiz racista, (aunque lo racista y discriminador adquiere fuerza a la larga cuando su carácter es más bien intrínseco, es decir, ese de carácter implícito que parece no manifestarse de forma externa). Hasta aquí, el escenario es prometedor, porque los medios de comunicación que otras veces manifestaron oposición a la Ley 045, se encargan de la difusión a favor de ésta.
Sin embargo, la lucha que emprendemos como Observatorio del Racismo, y creemos, todo aquel que cree en esto, se enfrenta con lo lacerante que la politización del tema tiene como efecto en la sociedad civil. Los medios de comunicación también son parte de esto. La política también. Al haberse aprobado esta ley, en pleno Proceso de Cambio, con los enemigos que el partido en gobierno creaba en todo el camino a la promulgación, la temática del racismo y discriminación adquirieron inevitablemente un tinte político. En esto, tanto policía como todo el aparato de justicia tienen un desconocimiento del tema, no pudiendo procesar por la ley 045 a los agresores, por ejemplo, de transexuales en Cochabamba en mayo de este año, o el caso de la periodista agredida verbal y físicamente por jóvenes en febrero anterior. Asimismo, vemos que en los colegios no existe un proceso de reflexión en torno al tema relacionado a los casos de bullyng denunciados recientemente.
En este sentido, observamos que aunque los medios de comunicación promocionan la Ley 045 contra el Racismo y toda forma de Discriminación, obligados por norma, aun en los contenidos que difunden, se siguen reproduciendo prejuicios racistas y discriminadores.
Podría decirse que el origen de este nuevo escenario, en el que se discute toda diferenciación de cualquier “otro”, es lo político. Bastante obvio, pero aquí radica la tergiversación de la ley, así como la mala comprensión de cualquiera de los conceptos que engloba. En tanto que en el origen, el comportamiento de los sectores afectados (medios de comunicación y clase media) sugería el rechazo general a esta ley, esto ya sacaba a luz la incomprensión de estos sectores a partir de temores infundados por los medios de comunicación, la censura de la libertad de expresión, así como el miedo a ser enjuiciado por actos “mal comprendidos” como racistas. Se pensaba que aquellos sectores afines al gobierno, movimientos sociales y/o indígenas, en una forma de “venganza” denunciarían a todo aquel que emita un comentario mínimo en contra de ellos. En la politización del tema, a partir de los temores infundados por los medios de comunicación que se veían afectados por esta ley, se creaban los mitos acerca del racismo y la discriminación: que servirían para los antes “oprimidos” en su constante lucha, desde 2003 o incluso antes, para reivindicarse frente a los “k´aras” y hacer de Bolivia una suerte de paraíso hecha a su imagen y semejanza.
Así y todo, los conceptos mencionados fueron adquiriendo un lugar relevante en el debate público. Son cada vez más aquellos que hacen referencia a éstos, creando un espacio donde los comentarios en contra de un grupo étnico diferente son socialmente censurables. Aun así, las bases en las que se funda el espacio del que hablamos, hacen referencia a los temores infundados por los sectores afectados. Por esto, la denuncia pública de “racismo” o “discriminación” es antes una intención de controlar cualquier debate, que por su carácter de público da legitimidad a la manipulación de los conceptos, que tiene efecto directo en la sociedad a la que está dirigida. Empero, en la construcción de lo socialmente censurable surge la resistencia al cambio, por un proceso de naturalización del racismo que se asienta en una estructura, camuflado bajo discursos que obvian lo “racial” y respaldan la discriminación en base a concepciones ridículas como la moral, que se manifiesta en la absurda diferencia entre lo “civilizado” y lo “salvaje”.
Revisando, racismo debe ser considerado como una mentalidad que, sobre la base de rasgos fenotípicos y/o culturales, construye categorías diferenciadoras y establece jerarquías sociales. Discriminación es la puesta en escena de los prejuicios mencionados, y es el efecto de ideologías que conducen a prácticas y comportamientos recurrentes y rutinarios.
Por tanto, toda iniciativa de lucha contra el racismo y la discriminación es vigente y aun pendiente de resolución.
este no es un articulo de tu autoria
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